La Iglesia y la Inteligencia Artificial: Una necesidad real de crear una política administrativa ética en la iglesia
- Pastor Vizcarrondo
- 22 feb
- 5 Min. de lectura
Introducción

La inteligencia artificial (IA) es una realidad que está transformando todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo la iglesia. ¿Qué conocemos en realidad de IA?
Hace poco, mi esposa y yo experimentamos su influencia de manera sorprendente: al ordenar un desayuno en un servicio de auto, una voz fluida y casi indistinguible de la humana tomó nuestro pedido. La conversación fue tan natural que, por momentos, dudamos si estábamos interactuando con una persona o con algoritmos. Este episodio, aparentemente trivial, revela una realidad incuestionable: la IA ya está aquí, y la Iglesia no puede permitirse ignorar sus implicaciones espirituales, pastorales y éticas. Adoptarla sin discernimiento bíblico sería tan peligroso como rechazarla por miedo o desconocimiento. Por ello, reto al liderazgo pastoral que establezca políticas administrativas claras, no desde las emociones humanas, sino desde una teología sólida que glorifique a Dios y proteja a su pueblo.
A medida que la IA se integra en la administración eclesial, la comunicación y hasta la evangelización, la Iglesia enfrenta una encrucijada. Por un lado, esta tecnología puede optimizar tareas burocráticas, personalizar el discipulado mediante análisis de datos o amplificar el alcance del Evangelio a través de plataformas digitales. Por otro, su uso inconsciente podría deshumanizar la comunidad, reducir la fe a algoritmos o perpetuar sesgos ocultos en sus sistemas. ¿Estamos preparados para discernir entre lo útil y lo dañino? La Biblia advierte: "El prudente ve el peligro y lo evita; el ingenuo sigue adelante y sufre las consecuencias" (Proverbios 22:3, NVI). Ignorar este llamado a la prudencia no solo sería negligente, sino una traición a nuestra vocación de ser "administradores de los misterios de Dios" (1 Corintios 4:1).
La inteligencia artificial (IA), en su esencia, es una herramienta diseñada para facilitar y mejorar la vida humana. Su aplicación en la Iglesia no es una excepción: desde el análisis de datos hasta la automatización de procesos administrativos, la IA ofrece oportunidades para optimizar tareas que históricamente han demandado tiempo y recursos.
Un dato revelador surge de una encuesta que realicé para evaluar la percepción de la Iglesia sobre este tema: el 88% de los participantes afirmó que es esencial que la Iglesia establezca y enseñe principios éticos para el uso de la IA. Esta cifra no solo refleja una necesidad práctica, sino un anhelo espiritual por orientación en medio de la incertidumbre tecnológica. La congregación clama por líderes que no adopten la IA de forma emocional, sino con un marco teológico sólido que evite tanto la idolatría de la innovación como el rechazo paralizante.
Sin embargo, como toda creación humana, la IA está sujeta a los límites del pecado y la fragilidad. Proverbios 4:7 advierte: "Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia". Este versículo resuena con urgencia en el contexto tecnológico: aplicar sabiduría significa reconocer que la IA, aunque útil, no es neutral. Sus algoritmos pueden perpetuar sesgos, su eficiencia puede deshumanizar relaciones, y su uso irreflexivo podría distorsionar la misión de la Iglesia. Por ello, su implementación exige un equilibrio entre innovación y prudencia, entre aprovechar sus beneficios y establecer límites claros que protejan la dignidad humana y los valores del Reino.
Preguntas de reflexión:
¿Cómo puede la IA ayudar a fortalecer el ministerio de la iglesia sin reemplazar la creatividad humana?
¿De qué manera podemos garantizar que la implementación de la IA respete los valores cristianos?
¿Qué principios bíblicos podemos aplicar para el uso responsable de la IA en la iglesia?
La necesidad de una ética en la IA aplicada a la Iglesia
El desarrollo y la implementación de una política administrativa sobre el uso de la IA en la iglesia es crucial para garantizar que esta tecnología se use conforme a los principios cristianos y no simplemente a los estándares de los expertos en este tema. Algunos puntos claves a considerar incluyen:
Transparencia y responsabilidad: La iglesia debe asegurarse de que la IA no sustituya la labor pastoral ni la comunión entre los creyentes, ni la creatividad humana, sino que la fortalezca.
Protección de la privacidad: Muchas herramientas de IA podrían manejar datos sensibles de los miembros de la iglesia. Es vital establecer normas de protección y uso responsable de la información.
Equidad y accesibilidad: La IA no debe utilizarse para excluir o discriminar a personas dentro de la comunidad cristiana.
Discernimiento espiritual: Como dice 1 Tesalonicenses 5:21, "Examinadlo todo; retened lo bueno". La iglesia debe evaluar constantemente el impacto de la IA en su labor.
Preguntas de reflexión:
¿Qué riesgos éticos podría enfrentar la iglesia al utilizar IA en sus procesos administrativos?
¿Cómo podemos educar a la congregación sobre el uso adecuado de la IA en el ámbito cristiano?
Ideas mal fundadas sobre la IA en la Iglesia
Existen muchas concepciones erróneas sobre la IA dentro de algunos sectores cristianos. Una de ellas es la creencia de que la IA representa una amenaza espiritual. Aunque esta tecnología puede utilizarse para el mal, en sí misma es una herramienta neutral cuyo impacto depende de cómo se use. También se piensa erróneamente que la IA reemplazará el ministerio humano. Sin embargo, el llamado de Dios a la pastoral es al ser humano. Tenemos que aclarar que la IA debe verse como un apoyo, no como un sustituto. Yo no voy a desestimar que algunos lo vean como una amenaza a reemplazar trabajos o funciones laborales. Estos que lo ven de esta forma no conocen el llamado de Dios.
Preguntas de reflexión:
¿Cómo podemos evitar el temor infundado hacia la IA dentro de la comunidad cristiana?
¿De qué manera podemos equilibrar la innovación tecnológica con la tradición espiritual de la iglesia?
Conclusión
La inteligencia artificial no es un enemigo de la fe, sino una herramienta que, cuando se usa con ética y discernimiento, puede fortalecer la misión de la iglesia. La clave está en desarrollar una política administrativa que identifique, guía y establezca parámetros para un uso responsable y alineado con los valores del Evangelio. Como dice Colosenses 3:17: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él".
Su verdadero valor en la Iglesia dependerá de cómo se administre: ¿Servirá para profundizar la comunión y el servicio, o para reemplazar la compasión con conveniencia? La respuesta está en manos de una comunidad, sus lideres que, guiada por la Palabra y el Espíritu, debe "examinarlo todo y retener lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21). El desafío no es técnico, sino espiritual: usar la IA sin que ella nos use a nosotros.
Si quieres participar de nuestra encuesta sobre la iglesia y la IA, puedes usar el siguiente enlace https://forms.office.com/r/tDhefhRYE5?origin=lprLink🔗
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